martes, 8 de enero de 2013

La guerra sin fin


Por Raúl Ortiz – Mory

La invasión a Irak, que la administración de George W. Bush dirigió en el 2003, es una de las más absurdas intervenciones militares de la historia. No solo por sus causas y procedimientos. La peor de las caras que presentó el gobierno estadounidense fue la que atañe a su accionar posguerra. Con una planificación prácticamente nula y una improvisación asombrosa en temas relevantes, la mesa estuvo servida para que los combatientes del Tío Sam cayeran cual palitroques a manos de la insurgencia iraquí. Charles Ferguson argumenta todo lo expuesto antes en el documental La guerra sin fin y explica cómo se ideó el plan de reconstrucción que fracasó por la embriaguez de poder de la cúpula de Bush.