Por Raúl Ortiz - Mory
‘El ordenador’ muestra la historia de un hombre
desahuciado que lleva su vida con una cotidianeidad inusual. De entrada, a
través de un inserto textual, el director trujillano Omar Forero, avisa que el
protagonista, Jorge, está condenado a
morir, generando expectativa y dejando que el espectador intente ordenar
el sentido de la trama. Paseos en bicicleta por las calles de Trujillo,
visitas a condiscípulos de una iglesia cristiana, actividades caseras como
cabeza de familia y el encuentro con un amor platónico marcan las principales
acciones del protagonista.
Hasta ese
momento, quizá la mitad del filme, Forero no explica nada acerca de la
influencia próxima que tiene la enfermedad en el desenvolvimiento de Jorge, lo
que lleva a presumir que la marca de la dolencia es una carga que se arrastra
sin carácter de prioridad. El protagonista sabe que ello lo arrancará del mundo
y que dejará a sus pequeños hijos en la orfandad pero le da vuelta a la situación
y los instruye para afrontar el futuro: los llena de responsabilidad sin ser
severo.
Forero hace
un tratamiento de la pérdida anticipada con paciencia de orfebre. No se
precipita en mostrar acciones tensas ni en establecer conflictos forzados,
ofrece el desarrollo de una vida mínima que se mueve por costumbres con escenas
a cámara quieta y escasos diálogos. En el fondo Forero parece decir que no se
debe pensar en las causas ni en las consecuencias sino que es el presente lo
que vale. El director capta un momento en la historia de su personaje para
lanzarlo a un ruedo del que sale airoso sin que sea obligado a ser visto con
lástima. Hasta ese momento, la primera parte de historia.
El quiebre
del tono que imprime Forero a su película se define por la actitud del
protagonista y el cambio de locación. La segunda parte de El ordenador se caracteriza por trasladar los hechos de la ciudad
al campo y envolver a Jorge en un halo contemplativo, una especie de búsqueda
de sus recuerdos por los lugares donde creció y las personas que lo conocieron,
sobre todo de su madre. Es recién en este segmento que Forero maquina un curso
filosófico para su personaje. Si en la primera parte – ligada a lo urbano – todo
pasaba por observar y registrar lo que Jorge hacía y cómo lo hacía, en la
segunda – relacionada a lo rural – el director invita a explorar cuestiones
íntimas como la infancia y los años más felices de nuestras vidas. La urbe es
lo caótico y monótono, mientras que lo rural es la reflexivo y lo sosegado.
El desenlace
de la historia – con Jorge caminando en el horizonte – refuerza la idea de que
el realizador quiso mostrar acciones que no debían llegar a una solución
concreta, como se podría imaginar si nos remitimos a la explicación inicial de
que el personaje morirá de todas maneras. No se trata de una historia
inconclusa pero sí de un final abierto que deja interrogantes a resolver en las
direcciones que desee el espectador. Se trata de que uno mismo ponga la última
ficha del puzzle donde al mirarnos quizá podamos hallar un espejo.
*El ordenador, filme del realizador trujillano Omar Forero, fue premiada por el jurado
de la crítica como la mejor película peruana de la segunda edición del Festival de Cine Lima Independiente.
nitidez
ResponderEliminarespero verlas en youtube
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