Por Raúl Ortiz – Mory
Pina Bausch, la coreógrafa más influyente de la danza contemporánea alemana y una de las bailarinas abstractas más importantes del siglo XX, murió dos días antes de que Wim Wenders iniciara un documental que contaría su vida. Un grupo de bailarines – integrantes de la compañía teatral de Bausch – le pidieron a un desanimado Wenders que no truncara el proyecto, que ellos serían los protagonistas del largometraje y lo harían de una manera especial: sería un homenaje para la maestra que sabía mirar a través de sus cuerpos. La insistencia de los danzantes y la melancolía de Wenders abrieron el camino para concebir uno de los mejores documentales europeos sobre arte que se han filmado en los últimos años.