Por Raúl Ortiz - Mory
Owen Jones
es un periodista inglés que ha publicado el estudio titulado Chavs. La demonización de la clase obrera.
Este libro está considerado como uno de los mejores análisis de la sociedad
británica actual. Sus punzantes críticas a los lineamientos económicos de los
dos partidos políticos más importantes de la Gran Bretaña, y a las
consecuencias que han acarreado en la población, están sustentadas por cifras y
testimonios que ayudan a entender cómo una de las sociedades más prósperas del
planeta está dando tumbos por un camino de incertidumbre a todo nivel.
Chav es un
término peyorativo referido a la subcultura de la clase trabajadora inglesa
asociada, por lo general, a los jóvenes. Estas personas viven subvencionadas
por el estado británico y habitan viviendas asistidas. Se visten con ropa
deportiva de marca, gorras a cuadros y joyería de imitación bastante llamativa.
A menudo son tratados como sinónimo de clase trabajadora obrera. No pertenecen
a una subcultura claramente reconocible como, por ejemplo, los punks o los
rockers, por lo tanto, nadie se identifica con ella. Casi siempre es un
insulto. Como tal, su significado exacto varía dependiendo de quién lo diga y
del contexto en que se utilice. Lo que es innegable es que se emplea de forma
clasista, como refleja el libro de Jones.
El joven
autor británico argumenta con diversos ejemplos – la comparación de la
cobertura mediática entre la desaparición de las niñas Shannon Matthews y
Madeleine McCann, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna, los nuevos
empleos corporativos que generan bajos salarios, el acceso restringido a una
educación de calidad, entre muchos – cómo esta clase social goza del odio de
una parte importante de la cultura británica actual. Jones explica que el
rechazo y la reprobación están presentes en los periódicos, telecomedias,
películas, foros de Internet, redes sociales y conversaciones cotidianas, lo
cual tiene detrás a los medios de comunicación con la finalidad de alcanzar fines
políticos.
Jones
trabaja su libro partiendo de la premisa que los Chavs no pertenecen a un
fenómeno aislado. En parte es producto de una sociedad con profundas
desigualdades. Explica que el ascenso al poder de Margaret Thatcher, en 1979,
marcó el comienzo del final de los pilares de la clase trabajadora británica.
Sus instituciones como los sindicatos y las viviendas de protección oficial,
fueron desmanteladas; se liquidaron sus industrias, desde las manufacturas hasta
la minería; sus comunidades quedaron en algunos casos, destrozadas y nunca más
se recuperaron; y sus valores, como la solidaridad y la aspiración colectiva,
fueron barridos en aras de un férreo individualismo.
El autor acusa
a la Dama de Hierro de querer acabar con la idea de que la gente podía mejorar
sus vidas mediante acciones colectivas. Eso haría que cada persona se sintiera
responsable de sus triunfos y fracasos de manera exclusiva. El thatcherismo,
expone Jones, promovía una cultura que se medía por lo que uno poseía. La
aspiración ya no consistía en que las personas trabajaran en conjunto para
mejorar sus comunidades, se estaba redefiniendo cómo conseguir más para uno
mismo, sin importar los costos sociales.
Sin
embargo, Jones no solo culpa a la lideresa del Partido Conservador y sus
reformas. También le echa el guante al Partido Laborista – identificado
históricamente con la clase trabajadora – que Tony Blair y Gordon Brown
encabezaron sucesivamente hasta hace poco. Si bien reconoce que los gobiernos
laboristas introdujeron todas las grandes reformas del período de posguerra a
mediados del siglo XX, que mejoraron la suerte de la clase obrera – desde la
seguridad social hasta los derechos de los trabajadores –, la tragedia para los
Chavs comenzó cuando el Partido Laborista empezó a tener una visión negativa de
la clase trabajadora.
A través
de programas como su innovación del Estado de bienestar, los laboristas han
propagado la caricatura Chav difundiendo la idea de que la gente es pobre
porque no tiene una pizca de moral. Estas opiniones parecen más duras que las
de los políticos tories, los partidarios
de Thatcher. La cantidad de estudios estadísticos y cifras comparativas que
brinda Jones son pruebas que afina claramente al momento de exponer sus ideas.
No cae en un discurso reaccionario ni polariza sus argumentos. Por el contrario,
a través de casos mediáticos de relevancia, demuestra y desnuda las falencias
morales de la sociedad británica y de los dos principales partidos políticos de
la Gran Bretaña.
Para
Jones, la caricatura sobre los Chavs también está muy influenciada por la
televisión, a través de series que no intentan explicar los orígenes y el contexto
que generaron esta supuesta nueva clase de ciudadanos, sino que se limitan a la
mofa de sus vivencias como si fuesen las atracciones de un circo de rarezas. Son
los mismos medios, para Jones, los que promueven estilos de vida, deseos y
oportunidades únicas de los ricos y poderosos entre la población, como si
fuesen el modelo a seguir. Explica que todo estilo forma parte de la
redefinición de la aspiración, al convencer a la gente de que la vida consiste
en comprar un coche y una casa más grandes y darse la gran vida en algún
paraíso tropical privado.
“La gente
común que observa esos programas se siente inepta. A quienes no luchan por
alcanzar estos sueños se les considera ´faltos de aspiración´ o, directamente,
fracasados. Los sueños y esperanzas de las clases trabajadoras, sus familias,
sus comunidades, cómo se gana la vida, todo eso no existe para la televisión”,
manifiesta el periodista. Su ensayo establece que cuando asoma gente de clase
trabajadora por la pantalla, normalmente es en forma de las caricaturas
inventadas por productores y cómicos ajenos a la realidad de estos amplios
sectores sociales.
En definitiva, Chavs. La demonización de la clase obrera, es un libro imprescindible para conocer, entender y reflexionar acerca de la Gran Bretaña – y Europa en general – que se resquebraja ante un sistema económico que poco tiene que ver con el bien comunitario y que mira de forma ambiciosa a los seres humanos como máquinas que pueden ser reemplazadas en cualquier momento, sin las más mínimas consideraciones laborales y morales. ALTAMENTE RECOMENDABLE.
YO SOY HINCHA DE ESTE BLOG
ResponderEliminarY TAMBIEN DE LA U ....
ResponderEliminar