Por Raúl Ortiz – Mory
Proyectado y
nominado en el Festival de Sundance, Crude
(2009) es el documental de Joe Berlinger que puede apreciarse como un referente
de las producciones que exponen la clásica pugna entre el débil y el fuerte. En
este caso, se trata de 30 mil nativos ecuatorianos que demandaron a la
petrolera Chevron, antes Texaco, por la contaminación de 3 mil kilómetros
cuadrados que comprenden ríos, lagunas y bosques, entre los años 1972 y 1990.
Hasta ahora el litigio sigue en curso con idas y vueltas legales que han tenido
eco en las voces de músicos como Sting y la intervención del presidente Rafael
Correa.
A diferencia
de otros trabajos del mismo corte, Berlinger recurre a un personaje como
emblema de la lucha entre las partes encumbrando al abogado y ambientalista
Pablo Fajardo como el “héroe” de su proyecto. La denominación tampoco es
gratuita ya que Fajardo fue distinguido por la cadena americana de televisión
CNN con el Hero's Award en el 2007 y al año siguiente recibió el Premio Goldman.
A partir de este hombre, el cineasta edifica un relato que mide fuerzas
desproporcionadas en un escenario de conglomerados transnacionales y demandas
millonarias.
A razón de
lo expuesto, el ritmo del documental es tenso. Propone un ambiente que
fácilmente podría trasladarse a la ficción. Disputas en tribunales,
estereotipos de abogados de todo pelaje y nudos argumentativos rígidos,
demuestran que más allá de una defensa cerrada sobre un tema ecológico
Berlinger tiene oficio de buen narrador con un acertado manejo de los tiempos;
más allá de que Crude sea un producto
con cierta espectacularidad gracias al alto presupuesto que tiene. Un minucioso
trabajo de investigación y de logística sustenta esta afirmación.
Un aspecto
conexo al punto central del filme – la denuncia de los indígenas – es que
Berlinger expone el tema del manejo de los medios como rebotadores de noticias
del tercer mundo. No lo hace de forma exótica ni como algo que deba llamar la
atención por la condición de desventaja de los afectados, sino que ve a los
medios como una vitrina aliada que de verdad se interesa por la problemática. Su
exposición del enfoque de Vanity Fair sobre el tema es analizada al detalle y
seguida de cerca cuando un abogado americano presenta el caso a la revista neoyorquina.
El estilo de
Berlinger es contundente, trepidante y a ratos cercano al género policial. Sabe
llegar al fondo de los temas por medio de la muestra de situaciones, como por
ejemplo: cuando las transnacionales proceden con torpeza al cambiar de
estrategia legal cada cierto tiempo con la intención de no cargar con toda la responsabilidad,
dejando a merced del espectador un retrato ridículo y de escasa sensibilidad
respecto a sus acciones. RECOMENDABLE.
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