Por Raúl Ortiz – Mory
En México, la
guerra contra el narco ha cobrado miles de vidas, entre ellas las de
periodistas que día a día intentan cubrir noticias relacionadas a matanzas,
extorsiones, secuestros y tráfico de drogas. De esta forma, el país azteca es
uno de los más difíciles para trabajar sin sufrir algún tipo de vejación. Por
otro lado, hay una generación de hombres y mujeres de prensa que publica sus
trabajos de una manera distinta tanto en forma – textos de largo aliento y de una
escritura enmarcada en el periodismo narrativo – como en fondo – sin quedarse
con la típica noticia informativa que se sirve de las cifras frías y
profundizan, a través de una exhaustiva investigación, en las causas y las consecuencias
del narcotráfico.
El cronista
chileno Juan Pablo Meneses ha recogido el trabajo de 11 periodistas mexicanos y
los ha reunido en un libro llamado Generación
¡Bang! Los nuevos cronistas del narco mexicano. Después de leer esta
antología podría pensarse que México vive inmerso en una constante película de
acción, sin embargo, hace mucho que la realidad norteña superó a cualquier
ficción.
Meneses
explica en el prólogo de su antología que entre el 2007 y el 2012 viajó con
frecuencia a México por diferentes motivos pero una sola era la obsesión que le
quedaba en la maleta de vuelta: escribir sobre México y el narcotráfico que lo
gobierna. Entre tantas conversaciones con periodistas mexicanos decidió que una
manera de contar la realidad de ese país era juntando textos de cronistas que
al leerse de un tirón parecieran uno solo. Así Los ¡Bang! narran historias de dolor, inmigración, tristeza,
pesimismo y violencia, dejando un espacio que enciende un sendero de esperanza.
Los
cronistas que integran el libro son: Alejandro Almazán, Daniel de la Fuente,
Galia García Palafox, Thelma Gómez Durán, Luis Guillermo Hernández, Diego
Enrique Osorno, Humberto Padgett, Daniela Rea, Emiliano Ruiz Parra, Marcela
Turatti y Juan Veledíaz. Todos ellos con experiencia en diarios y revistas de
circulación nacional e internacional, distinguidos con premios en varios países
y que ahora, en su mayoría, laboran como free
lance. Quizá lo único que disguste en la reunión de estos textos sea la denominación que el editor les ha dado. El sonido de un disparo no creo que sea la mejor forma de rotular a una serie de periodistas que, más allá de alguna coincidencia generacional, ve la situación de su país como un problema mayor y no como una escena del viejo oeste.
Uno de los
elementos que une a todas las historias es el miedo generalizado que cunde en
la población mexicana y que poco puede hacer de manera organizada para repeler
los ataques del narco, señor y amo de las ciudades y del campo. Quizá el único
ejemplo de resistencia lo encontramos en el texto de Gómez Durán, Los sheriffs de la montaña, donde 70
comunidades de Costa Chica y la Montaña de Guerrero han equipado de armas
básicas a un grupo de hombres que no permiten el consumo ni la comercialización
de drogas entre los habitantes de estos pueblos. Quienes incurren en algún tipo
de falta son sometidos a juicios populares que tienen como sentencias trabajos
comunitarios.
Otro
elemento que sirve como hilo conductor del libro es la impunidad con la que
actúa la fuerza del narco, en complicidad con las autoridades o ante la desidia
de las mismas. García Palafox entrega su crónica titulada La mujer más valiente de México tiene miedo donde Marisol Valles –
una chica que asumió la dirección de seguridad pública de Praxedis G. Guerrero
ante la ejecución del antiguo comisario – es amenazada de muerte y obligada a
refugiarse en los Estados Unidos en calidad de asilada política. Lo curioso es
que la mujer más valiente, aunque ella nunca se sintió así, tiempo después fue desprestigiada
por tu antiguo jefe y tildada de ícono fabricado por los medios de
comunicación.
Pero es el
dolor el que cruza y lacera de forma definitiva las conciencias de los
habitantes de México. También cruza todas las historias del libro. Familias
completas han sido asesinadas. Otras han quedados sin padres, hijos, hermanos.
Las viudas y los huérfanos son pan de cada día. El reconocimiento de cadáveres
y la excavación de fosas, prácticas comunes. A ese extremo se ha llegado en
México. Cada acción de violencia ya no sorprende, se espera con naturalidad.
Padgett en su historia Los desaparecidos
de Tamaulipas detalla hechos relacionados a 12 hombres, que fueron
arrancados de un ómnibus por Los Zetas , y que tenían como destino final cruzar
la frontera en busca de progreso. Padgett conversa con padres, viudas y vecinos
de los asesinados para explicar el sentido de la inmigración en tiempos del
narco.
Otras piezas
recomendables son Un narco sin suerte,
de Almazán; Partes de guerra, de De
la Fuente; Un vaquero cruza la frontera
en silencio, de Osorno; La voz de la tribu, de Ruiz Parra; y Guerra contra el luto, de Turatti. En
general, Generación ¡Bang! Los nuevos
cronistas del narco mexicano es un libro ALTAMENTE RECOMENDABLE.
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