Por Raúl Ortiz - Mory
Un asesino en serie mata siguiendo las tramas de los cuentos
de Edgar Allan Poe. De esta forma, venera al escritor y sacia su retorcida
personalidad. La policía de Baltimore no logra anticiparse a las sorprendentes muertes,
quedando en ridículo ante la asustada población. Entonces, el comisario decide recurrir
a la única persona que podría descifrar los pasos del escurridizo asesino: el
propio escritor. Esta es, a grandes rasgos, la trama de El cuervo: guía para un asesino (2012), cinta de James McTeigue, que ficciona los últimos días del escritor
norteamericano.
De por sí, la figura de Poe es un gancho que aglutina a los
seguidores del poeta, a los amantes de thrillers, a la expectante crítica y, en este caso, a las fans de John Cusack –
que se pone el traje del escritor. Sin embargo, cuando se toma prestada la vida
de un personaje tan complejo para contarnos ‘algo más’, es mejor no hacerlo
como lo hace McTeigue: con poco desarrollo del contexto, con una dirección de
actores poco menos que dubitativa y un desenlace de moraleja del tipo “el
crimen siempre paga”.
Cusack ha dicho que a lo largo de sus tres décadas como
actor ha optado por alternar sus actuaciones entre filmes postulantes a
blockbusters y realizaciones “serias”, así nivela la parte monetaria con la artística.
Siguiendo esa lógica, ¿en dónde se puede encuadrar a El cuervo…? Ninguna de las dos orillas parece la salvación para
este náufrago. Por otro lado, su actuación está muy lejana de la esencia de Poe.
La primera y la última escena, que muestran a un Poe moribundo en la banca de un
parque, más parecen malos remedos de epilepsia que la propia antesala de la
muerte. Cusack, que tiene muy buenos registros en otras películas, no está en
la piel del personaje. No es lúgubre, atormentado, reflexivo. Intenta, pero no
alcanza.
Pero El cuervo… tampoco
es una decepción en todo el sentido del término. Proyecta una atmósfera gótica
con un manejo de la fotografía bastante logrado. Se transmite un ambiente colmado
de neblina, lluvia, calles empedradas y galopes, que convence (sensaciones
puras). Aunque si era Nueva York o Londres o París, pocos se hubiesen dado
cuenta. McTeigue arma bien sus espacios pero no sitúa adecuadamente las
acciones en un espacio específico, sobre todo si queremos entender el tiempo en
que vivió Poe (1809 - 1849).
McTeigue tiene una valla bastante alta después de su exitoso
debut con V de Vendetta (2006) – luego,
Asesino ninja (2009) fue un ensayo
irregular de artes marciales – e intentar superarla y sacarse la chapa de buen inicio
parece que lo hace transitar por distintos géneros sin resultados redondos. Quizá
acudir al recurso del asesino que se guía de la literatura para matar, haya
sido muy utilizado en el cine, pero no por ello tuvo que hacerlo tan forzado.
El cuervo… está
emparentada con La leyenda del jinete
sin cabeza (1999) de Tim Burton y Desde
el infierno (2001) de los hermanos Hughes, tanto en su propuesta por el misterio
como por su rompecabezas detectivesco. Funciona como cinta de entretenimiento y
podría ser una opción para jugar a ser lectores de Agatha Christie. Claro, sin
llegar a los niveles risibles de Sherlock Holmes 2.
Que buen film definitivamente la fotografía es un elemento importante y muy bien utilizado, y tratar la vida de un gran escritor de esa forma, fue buena, no increíble, pero buena.
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